ROI es el acrónimo inglés de Return of Investment, es decir, el retorno de la inversión, y es una métrica muy utilizada en todo tipo de análisis económicos. Se calcula dividiendo el margen entre los costes:

Es una fórmula sencilla muy utilizada que nos aporta información financiera sobre las explotaciones, indicando las ganancias que tenemos por cada euro invertido en un cultivo por parcela o explotación.

Veamos un ejemplo:

En una parcela de trigo de 5 ha, hemos tenido unos gastos de 2.000€. Después de cosechar y vender la producción, hemos ingresado 3.000€. El ROI de esta parcela sería el siguiente:

 ROI = (3.000-2.000 / 2.000) x 100 = 50%

Esto quiere decir que por cada 1€ invertido hemos recuperado 1,50€.

Normalmente se analizan las rentabilidades de los cultivos en €/ha. Así, se suele decir que el que tiene un mayor margen en €/ha, es el más rentable. Pero no siempre es así.

Viendo un ejemplo:

En este caso, el maíz tiene un margen superior al de la alfalfa, por lo que es el cultivo con el que más dinero ganaremos. Pero mirando el ROI, vemos que la alfalfa tiene un valor superior. Así, con los €/ha damos importancia a incrementar los ingresos, pero si nos fijamos en el ROI priorizamos la reducción de costes (hacer más rentable la inversión).

Por lo tanto, el ROI es especialmente útil cuando se dispone de poco capital por invertir. Así, si miramos de maximizar el ROI, estaremos sacando más beneficios con menos dinero. También es interesante utilizarlo cuando nos planteamos dos cultivos que no sabemos si serán viables, si nos quedamos con el que tenga el ROI más alto, en caso de perder el cultivo, las pérdidas en la inversión serán menores.

En determinadas ocasiones, hay que mirar el ROI con cuidado, puesto que puede dar lugar a un análisis equivocado. Por ejemplo, si tenemos una plantación no anual (como chopos) no podemos analizar el ROI de una sola campaña, tenemos que hacerlo de todas las campañas desde el inicio de la plantación hasta su finalización.